domingo, 13 de junio de 2010

El poder: arma y condición

El poder nos mueve y forma parte de nuestra naturaleza, como también de la de otros animales cuyas sociedades se rigen por jerarquías. La representación más visible del poder en nuestra sociedad es el dinero, pues bien se sabe que si un acaudalado se mete en problemas, probablemente pueda comprar un juez, rebajar su condena, o incluso omitirla a cambio de una suma importante. podrá disponer de las últimas novedades para relajarse, llevar a sus hijos a los mejores colegios, o hacer realidad sus caprichos. pero hay muchos tipos de poder, y mil maneras más de usarlo. Existe el poder económico, el poder político, el poder del conocimiento, el de la experiencia, el poder sexual... el poder está también en la familia, ya que es lo que diferencia el rol paternal del filial. Incluso me atrevería a decir que hasta la propia seducción es un juego de poder, pues es un conjunto de tretas más o menos inocentes que los amantes tejen como redes para capturar poco a poco a la persona deseada, tratando consciente o inconscientemente de ensalzar sus virtudes físicas y/o intelectuales al mismo tiempo que esconden sus defectos y debilidades.

He llegado a la conclusión de que el poder es necesario para situar a las personas que conocemos y a las relaciones que mantenemos con ellas como se sitúa un segmento en un sistema de coordenadas cartesianas, incluso puede darnos una visión de lo que podemos lograr y de lo que no de alguien en un determinado periodo. siempre tendremos poder sobre algo o alguien de alguna manera, al igual que algo o alguien nos poseerá del mismo modo según las circunstancias. Aunque "Poder" es una palabra que de primeras causa mala impresión (personalmente, me resulta poco tranquilizadora y hasta la asocio a la injusticia), he de decir que alberga tantos puntos de vista como caras puede tener una esfera.


El hecho de poseer y ser poseído genera una sensacion de tranquilidad.
El poseedor se tranquiliza al poder dominar, porque dominando controla, y controlando sacia sus miedos, inseguidades y necesidades, de este modo obtiene, o sentirá que obtiene las claves de su éxito. Pero no todo son ventajas para el poseedor: el control de una situación o de una persona siempre requiere un tiempo de análisis, un análisis exhaustivo en mayor o menor medida. Un campo muy amplio de analisis, produce en ocasiones un estrés. Las personas desconfiadas e inseguras, negandose a ser poseídas, prefieren ser poseedoras, y es que la inseguridad o la desconfianza aumentan el deseo de control como el dinero aumenta la avaricia, entrando en un circulo vicioso de difícil equilibrio. Un excesivo control en múltiples áreas de la vida y muy exhaustivo acaba minando la vida personal del poseedor, cambiando su rol al de poseído por la situación de excesiva posesión (qué irónico), lo que puede hacerle sentir mucho mas vulnerable de lo que ya lo era.



Sin embargo, el poseído es una persona confiada, y puede que hasta segura en su condición. La situación de poseído es de las mas placenteras que existen. Cuando somos pequeños y algo nos asusta o se nos escapa de las manos, agradecemos tener las faldas de mamá para refugiarnos, o el vigor de papá para que afronte la desagradable situación. No se tiene miedo de expresar esos miedos, porque de algún modo, sin podérnoslo explicar todavía, nos sentimos amados. es más adelante, en la edad adulta (tardía en ocasiones), cuando llegamos a comprender el porqué de los castigos que nos aplicaron y a valorar de mayor grado esos gestos de protección, conjunto que identificamos como amor.

Para ser poseído por alguien satisfactoriamente, se requiere confiar en el poseedor...se requiere, en cierta manera, hacer un acto de fe. Es probable que de ahí venga el dicho cristiano "Dios es amor", pues curiosamente, tanto para creer en él como para amar a alguien se requiere de una fe o de una creencia ciega. Nunca conoceremos completamente a nadie, ni siquiera a nuestros padres, ni siquiera a nosotros mismos, por eso amar no es tan fácil, ni creer en Dios tampoco, creo yo.



Por esa necesidad de posesión que tenemos es por lo que creo que desde tiempos inmemorables hemos tenido esa necesidad de inventarnos o creer en uno o varios "no seres", capaces de velar por nosotros, los cuales lo saben todo, como en una relación paterno-filial temprana. Supongo que la vida desde esos tiempos prehistóricos hasta probablemente el final de la Edad Media occidental fue muy hostil para la gran mayoría de los allí vivientes, en épocas posteriores la cosa fue mejorando muy lentamente, y hoy en día, hay mucha gente que todavía sigue en unas condiciones vitales y mentales tan duras y penosas que quizá la única esperanza que les quede sea creer en algo increíble, inocuo o no, según se mire.

Yo creo, aun en estos tiempos tan científicos, que es una manera muy positiva de ver la vida:

"Algo sobrenatural cuida de mi, por eso sigo vivo en este mundo, por eso no me he quitado la vida ni nadie me la ha arrebatado todavía, si estoy aquí y soy quien soy es gracias a ti, mis conjuntos neuronales únicos y exclusivos han sido moldeados por la madre naturaleza, que es tu mano. Tu mundo es tan complejo que me invade. Espero conocerte al morir, que es cuando mi materia se desintegrará y nadie sabe lo de lo que formará parte". (visto desde un ámbito mas espiritual, lejos de la idea del cristianismo, y mucho más lejos si cabe del de la Iglesia)


Realmente si se piensa, no se tiene nada que perder. Es sólo amor, solo eso. Un amor a la vida, al orígen de esa vida en general, amor a la vida de uno. Quizá no averiguemos que forma tiene ese amor, si es esa la energía que mueve el mundo y cómo es, con partículas y todo. Ya estaremos muertos, solo debemos amar, tener fe para ser un poco más felices.


Las entidades religiosas como la Iglesia surgieron claramente con el afán de apoderarse de esas creencias, modificándolas a su antojo para poder controlar a gente que no tendría mas que su esperanza como razón de vivir. Gente poseída por algo tan poco corpóreo que no resultaría difícil alterar, aprovechándose de su buena fe o de su idiocía (como dirían algunos), para el beneficio de unos pocos selectos. la Iglesia es y ha sido el poseedor maléfico de la inocencia.
El Dios al que no se le ponía nunca cara o sexo comienza a transformarse en una figura de poder: humano, masculino, y malvado si la situación lo requiere, piadoso casi siempre, eso si, con los menos necesitados. Dios siempre será perfecto y disculpable, por muy humanamente que actúe, por muy cruel que pueda llegar a ser, al igual que un rey absolutista se nombra padre del pueblo. Es la excusa perfecta para poseer más que nadie, para ser un Dios.

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