martes, 15 de junio de 2010

Ciencias Vs. Letras: El absurdo dilema.

¿Recuerdan haber estudiado en clase de Filosofía la persecución sufrida por algunos eruditos a manos de la Iglesia?, ¿Y de cómo la ciencia va adoptando en esta nuestra sociedad de hoy el calificativo de suprema?
De todas las cosas (no sé si muchas) que recuerdo de esas clases, hubo una que francamente me llegó al alma: el comprender que la vida debe mirarse desde el punto de vista científico, religioso (sin ninguna entidad religiosa de por medio) y filosófico para apreciarla en todo su esplendor. No sé si esto es un ideal de algún filósofo o si fue una conclusión de mi profesora, pero creo que es una gran verdad, una verdad que no parece que todos puedan ver.

No sé si sería por el ámbito en que me que movía antes o si también influyó en mi educación, pero lo cierto es que la ciencia es un dios para muchas personas, y la idealizan de tal manera que no contentos con arrancarle de un bocado a lo que un día le arrebató la Iglesia, arremeten ahora también con el terreno perteneciente a las Humanidades, como quien conquista tierras en una guerra santa.

Cuando pisaba la universidad (cosa que he dejado de hacer, de momento) y entre algunas de mis antiguas amistades he tenido que oír barbaries como estas:
"Las matemáticas y la biología por lo menos sirven para algo, pero la historia, la lengua y las plásticas no sirven absolutamente para nada. ¿A dónde te llevan todas? a no comer."
"Los de ciencias son más listos que los de letras porque a ellos la única alternativa que les queda en la vida para comer es la memoria, y una buena memoria no es un síntoma de inteligencia, la lógica, sin embargo, sí que lo es."

Me pregunto si estas afirmaciones que algunos estudiantes de ciencias y otros tantos hacen sobre los "letrosos" ocurren en sentido recíproco, o si es que realmente los verdaderamente imbéciles profundos se encuentran entre la gente ciencias. Es una duda existencial. Tampoco entiendo el prestigio de los médicos o de los ingenieros, algunos de los cuales se creen capaces de comerse el mundo. ¿Qué tiene un matemático o un físico que no pueda tener un psicólogo o un historiador, un poeta o un periodista, un filólogo o un artista?, ¿Por qué a esta gente le da por mezclar el raciocinio con lo numérico?
Bajo mi punto de vista, el buen humanista debe ser una persona racional y su condición de humanista no le limita en ningún aspecto a conseguir esa meta, sino todo lo contrario. El humanista estudia la parte verdaderamente humana de nosotros mismos: el lenguaje, que hace posible la comunicación para la transmisión del conocimiento generación tras generación (algo exclusivamente humano a esta amplitud), la historia, que tiene como función hacernos recapacitar sobre el rumbo que ha tomado nuestra especie en su conjunto para tomar futuras y mejores decisiones (qué hay más racional), las artes, que nos permiten la expresión de los sentimientos, situaciones e incluso pensamientos de una época... Todas estas cosas son las que nos hacen ser quienes somos, colectivamente e individualmente, todo esto es lo que nos diferencia del resto de los animales, de las máquinas.
Del mismo modo que un físico busca con ahínco el conocimiento de los secretos de la madre naturaleza con el arma de la matemática para facilitarnos la vida, las teorías filosóficas tratan de buscar el camino de la felicidad y del equilibrio mediante el pensamiento racional, mediante argumentos, proponiéndonos soluciones para facilitarnos la vida, tanto interior como exterior. "Muchas de las teorías filosóficas caen"- pensarán algunos, y es verdad, pero también caen, han caído y habrán de caer muchas teorías científicas, tanto empíricas como matemáticas, y si esto es así, ¿por qué la ciencia sigue gozando de tanto prestigio?

"La puesta en práctica de la ideología Nazi acabó con la vida de millones de personas inocentes", si, y el descubrimiento de internet, del radar y de algunos fármacos no habría sido posible hacerse en los tiempos en los que se hizo si no hubiera sido por las inversiones en armamento, destinadas al robo de los recursos del vecino, y qué decir de todos los animales que sacrifica la industria cosmética y farmacéutica para proporcionarnos vacunas eficaces o pinturas y cremas certificadamente inocuas para estar más monos, por no decir la cantidad de atrocidades que sufrirán muchos de los necesitados que no tienen nada que llevarse a la boca y que accederán a someterse a cualquier tipo de experimento a cambio de un día de comida.

Personalmente, la ciencia me ha aportado grandes cosas sobre el entorno que me rodea. Gracias a ella sé que un pH fisiológico concreto es imprescindible para comprender el riguroso control enzimático que posee un metabolismo, qué concentración de iones, aminoácidos o glucosa debe tener un suero para ser insertado en un organismo sin que produzca un colapso o qué fórmula debo elegir para poder calcular el punto exacto donde caerá un proyectil lanzado parabólicamente con un ángulo concreto, pero la ciencia no me ha resuelto ningún debate moral, no me ha enseñado a quererme más ni a querer más a los demás, no me ha demostrado por qué siento como siento ni si es la manera mas óptima para vivir tranquila y feliz. Lo que quiero decir con esto, es que tanto la ciencia como la letra son lo mismo a distintos niveles, con sus propios métodos y ambas se dan la mano, pues uno no puede estar en un cierto equilibrio si carece de alguna de ellas. Negarse a la ciencia es negarse al poder de saber la verdad sobre las leyes que rigen nuestro universo, negarse a las letras es negar la única vía que tenemos de conocernos y aceptarnos a nosotros mismos.

1 comentario:

  1. ¡Pero qué sobrina más lista tengo! Y qué bien has hecho el blog. ¡Ah! La eterna lucha entre la razón y el espíritu, siempre enfrentados pero condenados a encontrarse...

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